El dato clave para la economía en 2025: Argentina quedó más cerca de volver a los mercados y evitar un nuevo default.
Por ahora son las empresas y los bancos las que están logrando acceso al financiamiento internacional, con tasas de 8% en promedio. Pero también crece el interés de fondos internacionales por bonos soberanos. Y el blanqueo aceleró los tiempos para poner en marcha la competencia de monedas.
NACIONALES13 de octubre de 2024Karukinka NoticiasLa eventual salida del cepo cambiario desvela no solo a los economistas. Es también el tema que más tiempo ocupa a los inversores y al propio Gobierno. Pero para 2025 la prioridad no será levantar las restricciones cambiarias, sino otra cuestión extremadamente delicada y que persigue a la Argentina hace décadas: la posibilidad de evitar un nuevo default de deuda.
Se trata de una verdadera divisoria de aguas en el corto plazo. De evitar una nueva reestructuración de la deuda depende el fuerte repunte que se espera para el año que viene. Es totalmente inviable pensar que la economía pueda rebotar 5% tras la caída de este año si ocurre un nuevo incumplimiento.
Lo mismo se aplica para la estabilidad cambiaria o el proceso de desinflación. Nada es sostenible si la Argentina no es capaz de repagar los USD 10.000 millones que vencen el año próximo.
La evolución de los bonos en las últimas semanas refleja el mayor optimismo de los inversores sobre la capacidad que tendrá el Gobierno para afrontar con éxito esa exigencia. Desde fines de julio el riesgo país viene cayendo de un pico de 1.600 puntos, pero la tendencia se aceleró en las últimas jornadas y el indicador quedó muy cerca de perforar los 1.100 puntos.
La compresión de rendimientos para los bonos argentinos está aún a mitad de camino. La comparación de muchos analistas es ahora con los bonos de Egipto, un país que en los últimos tiempos muestra similitudes con Argentina: controles cambiarios para frenar la salida de capitales, acuerdo con el FMI por USD 8.000 millones y un posterior programa de estabilización que incluye la flotación de la moneda. Actualmente, la deuda egipcia rinde de 8 a 9% anual en dólares, contra cerca de 15% que marcan los bonos argentinos.
Las empresas locales van marcando el camino. Esta semana fue YPF Luz la que emitió un bono internacional a una tasa levemente superior al 8 por ciento. Pero la semana marcó el regreso a los mercados de Banco Galicia, que se financió a tasas similares. Fue un hito tratándose de un colocador que no genera dólares, sino que los tiene que conseguir en el mercado. Sin embargo, los inversores le dieron su respaldo.
El ex secretario de Hacienda y profesor de la Universidad di Tella, Pablo Guidotti, al ccmentar en redes sociales la colocación del Galicia observó: “Es solo una cuestión de tiempo que Argentina vuelva a los mercados financieros”.
Para lograrlo, el riesgo país debería volver a niveles de alrededor de 700 puntos básicos o algo menos.
Larga ausencia
Argentina no tiene presencia en los mercados internacionales desde principios de 2018, Luego se produjo la crisis cambiaria en abril de ese año y la firma de un acuerdo con el FMI, que finalmente prestó USD 44.000 millones hasta el final del mandato de Mauricio Macri.
Esta vez, si el Gobierno consigue financiarse con nueva colocación de bonos, ya no sería para tapar agujeros fiscales como hizo Macri, sino para refinanciar vencimientos. Significa que no habría aumento del stock de deuda, que quedaría constante o en baja.
Pero además del Plan “A”, consistente en recuperar el acceso a los mercados en 2025, Luis Caputo trabaja en otras opciones. La más comentada por él mismo es conseguir un “repo” de bancos internacionales, es decir un préstamo de corto plazo para pagar los vencimientos de capital por lo menos de enero, que suman unos USD 2.000 millones.
Hay varias alternativas en carpeta y cuesta creer que Argentina entre nuevamente en default en este escenario. También aparece la opción de un canje “amigable” de la deuda para refinanciar los vencimientos más cortos. Lo hacen todo el tiempo las empresas cuando tienen deuda por vencer: darle la oportunidad a los inversores de seguir invertidos comprando bonos más largos y con tasas relativamente atractivas.
Mientras tanto, la economía sigue dando señales alentadoras. El proceso de desinflación tuvo un hito importante en el dato de septiembre. No solo el índice perforó por primera vez en el año el 4%. Además, la inflación núcleo cayó a 3,3% y el rubro alimentos y bebidas subió solo 2,3%. Esto representa un gran alivio para las familias de menos recursos, que gastan casi todos sus ingresos en ello.
Además, ya hay datos más concretos de reactivación, aunque los relacionados con el consumo se mueven más lentamente y llevará más tiempo para que la mejora se note en “la calle”. Los salarios privados ya están por arriba de la inflación acumulada en los últimos doce meses, según los datos de julio del SIPA elaborado por el ministerio de Trabajo. Pero los trabajadores informales y los empleados del sector público siguen muy rezagados.
A pesar de esto, las proyecciones de recuperación del PBI de 5% en 2025 lucen bastante realistas. No pasa lo mismo con la inflación: el Gobierno proyecta un aumento de 18%, mientras que el promedio de consultoras privadas la sitúa por lo menos en el doble.
El sorprendente resultado del blanqueo, que incrementó los depósitos en dólares en más de USD 13.000 millones también colabora en este proceso. Ya hay más de 30.000 milllones de dólares en los bancos, como en el mejor momento del gobierno de Macri.
Desde el Banco Central ya confirmaron que para fin de año estará en marcha la posibilidad de utilizar tarjeta de débito para efectuar pagos cotidianos en dólares, lo que implicaría una primera experiencia formal hacia la “competencia de monedas”.