El amor en piloto automático.

Enamorarse es fácil, cuidar el amor cada día, ya no tanto. Porque hay quien da el afecto por sentado, el cuidado como innecesario y el diálogo constante como algo que cansa en exceso. Las relaciones en piloto automático llegan pronto a un camino sin salida.

CULTURA13 de septiembre de 2022Karukinka NoticiasKarukinka Noticias

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¿Usas el coche para ir al trabajo? Si es así, intenta responder a la siguiente pregunta… ¿Cómo te fue ayer el trayecto hasta casa? Lo más probable es que no lo recuerdes. No podrías decir con exactitud cuántas veces te cambiaste de carril o cuántos semáforos te encontraste. Y no puedes porque conducir, como muchas otras actividades, las llevamos a cabo con el “piloto automático mental”.

Nuestro cerebro, por así decirlo, nos facilita la vida, y lo hace automatizando comportamientos rutinarios. De ese modo ahorramos energía, tanto física como mental. A fin y al cabo, lo más importante para este órgano sofisticado, pero elemental a la vez, es que sobrevivamos, no que estemos pendientes de tomar decisiones y de razonar a cada segundo.

Por ello, quien asume el control durante muchas horas de nuestra vida es el inconsciente. Levantarnos, ducharnos, vestirnos, desayunar, ir al trabajo, cumplir ciertas tareas, volver a casa… Nuestra vida es a menudo tan rutinaria que es nuestro piloto automático psicológico quien tiene la rienda de nuestra cotidianidad.

Nos pasamos buena parte del tiempo desconectados de la realidad inmediata, dejándonos llevar por meros automatismos. Ahora bien… ¿Y qué ocurre en el terreno afectivo? ¿Puede el amor caer también bajo el dominio del inconsciente?

La respuesta es sí. Profundicemos en este tema.

Las relaciones caen en piloto automático cuando ya no nos prestamos atención mutuamente.

El amor en piloto automático y por qué se “estrellan” muchas relaciones.

Admitámoslo, nada nos cuesta menos que enamorarnos de una persona. Hay veces que determinadas presencias llegan a nuestra vida, volviéndola del revés y llenándola de una ilusión inesperada y de una pasión casi irracional. Y nos dejamos llevar, porque el afecto es así. Efervescente, intenso como la propia domina, mágico y cómo no, maravilloso.

Ahora bien, ¿qué ocurre cuando pasamos de la fase del enamoramiento a la relación formal y cotidiana? ¿Qué ocurre en esa pareja que lleva 3, 4 o 9 años de relación? Corre el riesgo de entrar en la fase de los automatismos. El amor en piloto automático aparece cuando la relación se deja llevar por lo cotidiano, dejando que todo suceda por sí solo, sin dedicación mutua.

Veamos algunas características que conforman este tipo de situaciones.

Si una pareja da por sentada su relación y asume que nada va a cambiar pueden caer presa de la monotonía que embota la mente y la ilusión. Debemos entender que todos somos personas en constante cambio y que el amor puede desvanecerse en cualquier momento si no se cuida.

Conversaciones desconectadas: ¿has escuchado lo que te he dicho?.

Las conversaciones desconectadas del interlocutor son un claro ejemplo del amor en piloto automático. Hay quien se limita a escuchar a su pareja mientras habla, pero sin prestar atención ni entender el mensaje. Perder el hilo de la conversación y desconectar por completo de lo que el ser amado nos dice, es algo tan molesto como perjudicial.

Dejar que la mente divague hacia otros temas y pensamientos, desatendiendo el momento presente con la pareja, es un automatismo relacional más. Son esas situaciones que terminan con discusiones y tiranteces. El emisor, es decir, la pareja que estaba hablando, puede enfadarse al percibir que la otra persona no le presta atención ni le escucha con interés.

También puede darse el caso de estar comunicando algo importante que la otra parte no atiende y que más tarde ocasiona problemas y malentendidos.

Conexión emocional deficiente: estás aquí, pero no te siento.

Tal y como nos explican en un estudio de la Universidad de Washington, una parte considerable de nuestra vida cotidiana implica desenvolvernos en contextos estables: trabajo, hogar, paseos, compras, etc. En esos contextos, nuestro cerebro enciende ese piloto automático capaz de responder a demandas muy sencillas, a la vez que rutinarias.

La vida en pareja puede derivar precisamente en un contexto marcado por las rutinas. Cuando esto sucede y buena parte de las acciones se vuelven repetitivas, el cerebro deja de responder emocionalmente. Esto provoca que esas dos personas sean como dos frías piedras arrastradas por un río, dejando que la corriente erosione el cariño, la ilusión y la diversión…

El amor en piloto automático se mueve por inercias, dando por sentados los afectos y hasta el compromiso mutuo. Sin embargo, si algo tiene este tipo de relaciones es que, en medio de ese movimiento artificial, la pareja deja de conectar emocionalmente entre ella. Pueden convivir juntos y de pronto percibirse como dos extraños.

El amor automatizado: cuando la monotonía asfixia.

Muchas parejas llegan a un punto en el que asumen, erróneamente, que alcanzar la estabilidad relacional significa no tener que invertir más esfuerzos y energía, que todo está hecho y logrado. Pensar que una relación estable no exige más inversiones que las ya hechas, hace que quedemos atrapados en los rituales y las rutinas. La comunicación se ritualiza (¿cómo ha ido el día? Bien, ¿Preparas tú la cena? Vale), las rutinas se automatizan y hasta el sexo se vuelve predecible.

Poco a poco ese afecto queda supeditado a ese piloto automático mental que todo lo vuelve predecible y hasta monótono. La vida ya no tiene novedades en el territorio sentimental y casi sin darnos cuenta creamos un apego insano con esa persona. Nos gusta que esté ahí, en nuestra vida, la queremos a nuestro lado, pero las emociones están estancadas. Hay algo que falla y nos asfixia al mismo tiempo.

¿Cómo apagar el piloto automático en una relación de pareja?

Si piensas que tu relación está dominada por un afecto en piloto automático, debes tomar de nuevo el asiento del conductor. Es necesario que tomes el control y actúes antes de que ese vínculo se estrelle y se rompa del todo.

Si el aburrimiento, la rutina y los automatismos os dominan, habréis llegado a una etapa marcada por la desilusión y la falta de intimidad emocional. ¿Qué hacer en estas circunstancias? Estas serían algunas claves en las que reflexionar.

  • No importa lo ocupados que estéis, buscad tiempo para estar juntos. Dedicar tiempo es dar presencia al otro, hacerle ver que es valioso para nosotros.
  • Hablad sobre vuestros sueños y metas a corto y largo plazo. ¿Qué deseáis como personas, qué queréis como pareja de cara al futuro? Despertad vuestra ilusión como pareja al trazar planes.

  • Romped la rutina dándoos sorpresas, organizad citas, escapadas para cada semana, probad juntos nuevas experiencias.
  • Reformular la idea de lo que es el amor. El afecto no puede darse por sentado, las personas estamos en constante crecimiento, nuestras necesidades cambian y debemos aportarnos el uno al otro, no solo seguridad, también cariño, atención, desafíos, nuevos conocimientos, experiencias, etc.
  • Ser pareja es seguir creciendo juntos sin estancarnos, sin dar por construida una relación solo porque nos queremos. El amor no lo es todo, la dedicación constante, sí. Pensemos en ello.

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