El autodiagnóstico en salud mental, una realidad en aumento.
El autodiagnóstico es un fenómeno que ha cobrado fuerza en los últimos años. ¿A qué se debe? ¿Cuáles son sus consecuencias? ¿Qué medidas podemos adoptar para que no se siga reproduciendo.
ACTUALIDAD22 de septiembre de 2022Karukinka NoticiasCuando alguien padece síntomas de cualquier índole (físicos o psíquicos), lo primero que se le dice es que vaya al médico o al psicólogo. No obstante, el autodiagnóstico en salud mental es una realidad cada vez más evidente, en la que las personas asumen algún tipo de condición psicológica sin la consulta a un especialista.
Gran parte de este fenómeno está ocurriendo en el espacio virtual de las redes sociales. TikTok e Instagram se llevan la mayor parte de visitas, pero no faltan las publicaciones sobre salud mental en cualquiera de las otras plataformas sociales que existen. Es fácil encontrar sobre sintomatología, tratamientos, normalización de condiciones psicológicas y, por supuesto, personas que ejercen una influencia sin responsabilidad.
A lo largo de estas líneas hablaremos de este fenómeno, así como de sus causas. No te pierdas nada, pues como todo, se trata de un entramado de factores psicosociales, culturales y económicos arraigados en lo más profundo de la realidad del ser humano. Vamos con ello.
¿Cómo se está dando este autodiagnóstico en salud mental?
Como se decía, la cuna de este fenómeno se encuentra en las redes sociales. La desestigmatización y normalización de las enfermedades mentales es una lucha que lleva en auge desde hace más de una década y sigue avanzando. Esto implica fenómenos como una mayor disponibilidad de información, un cambio en el lenguaje a la hora de hablar de salud mental y, sobre todo, un gran empeño por ayudar a los pacientes a practicar el autocuidado y reformular su identidad.
Por tanto, son cada vez más las personas que se dedican a difundir información, compartir sus propias vivencias y transmitir ideas para allanar el camino a nuevos pacientes. Sin embargo, las redes son vastas y las personas diferentes, por lo que es normal encontrar corrientes y mensajes no del todo beneficiosos.
Figuras de referencia para el autodiagnóstico en salud mental
Como podrás imaginar, la cantidad abrumadora de información de las redes sociales, unida al funcionamiento de sus algoritmos y sus interfaces de bombardeo, hace que obtener datos sobre un tema sea sencillo. No obstante, las fuentes de esos datos, así como la aparente aleatoriedad de su aparición, son engañosas.
Así es como llegamos a los influencers y al tema de la responsabilidad sobre el propio mensaje. De hecho, la problemática del autodiagnóstico en salud mental afecta sobre todo a los adolescentes (principales usuarios de estas redes sociales), personas en una etapa vulnerable cuando se trata de monitorizar y juzgar las problemáticas de la mente. La aparente sencillez de estos contenidos les influye a la hora de verse reflejados en cuadros clínicos.
Y es que es sencillo (y no solo para los adolescentes) confundir la autoridad profesional con la popularidad. Cuando un tiktoker tienen miles de seguidores, “por algo será”. El contenido, para triunfar, debe centrarse en ser llamativo, no verídico, pues nadie controla de forma eficaz esto último.
Las redes sociales y la autoafirmación
Parte de la lucha contra el estigma de las enfermedades mentales es conseguir integrar la neurodivergencia dentro de la identidad de la persona, de manera que sea un aspecto de sí misma que no produzca dolor, vergüenza o sea motivo de discriminación. Esto pasa por la reivindicación de la propia condición, llevándola con orgullo y difundiendo información para mejorar la convivencia con lo neurotípico.
La vertiente oscura de todo esto es la cantidad de personas que, a través de la información que encuentran en redes sociales, se autodiagnostican condiciones como TDAH, autismo o incluso bipolaridad. Las asumen y reivindican como títulos personales sin pasar por un diagnóstico oficial y un tratamiento.
La vaguedad de los síntomas descritos en las redes hace que muchas personas puedan verse identificadas con ellos, favoreciendo el autodiagnóstico.
Las dos caras de la moneda en la lucha por la salud mental
Saber que existe una tendencia hacia el autodiagnóstico en salud mental a través de las redes sociales es preocupante y es algo que se debe corregir. Esto es indiscutible. Sin embargo, es una corriente que suele enfocarse en la falta de responsabilidad con uno mismo, la alienación y la desinformación. Si bien este planteamiento es correcto, oculta la otra cara de la moneda: el casi total abandono de la salud mental por parte de las instituciones y gobiernos.
De hecho, el autodiagnóstico ha tomado mayor fuerza en Estados Unidos, donde la salud está sujeta a la economía personal y los seguros. A raíz de las enormes dificultades para costear tratamientos y pruebas, muchas personas se han agrupado para tratar de sobrevivir en este sentido. Se comparten vivencias, así como información científica y estrategias para mejorar la calidad de vida sin necesidad de la intervención de profesionales.
Esta tendencia está cobrando fuerza en muchos otros lugares del mundo en los que no existe un acceso universal a tratamientos psicológicos de calidad.
¿Hasta qué punto es fiable la información de internet?
La divulgación de información sobre salud mental forma parte de la lucha y la reivindicación para conseguir una atención digna en este ámbito. No obstante, si acostumbras a frecuentar este tipo de contenido, asegúrate de elegir aquellos divulgadores que citan fuentes científicas, las cuales también debes leer.
Muchas personas se lucran con las redes sociales, por lo que conviene distinguir entre las que buscan hacer crecer la cuenta a toda costa de las que realmente tienen un objetivo social.
Por otro lado, antes de realizar un autodiagnóstico en salud mental, invierte en acudir a un especialista. Si tus recursos son limitados, busca asociaciones y organismos sin ánimo de lucro que puedan ayudarte gratis o a bajo coste. Lo publicado en internet puede, efectivamente, indicarte la presencia de un trastorno o condición, pero el diagnóstico debe hacerlo un profesional.
Y, sobre todo, si participas de la lucha contra la estigmatización difundiendo información, sé responsable. Ya tengas 10 seguidores o un millón, la influencia que tienes sobre ellos puede ser la última gota que les lleve a tomar una decisión que, a la larga, puede hacerles mucho daño.