María Eugenia elige al amigo Horacio y estallan los nervios en la familia del PRO.

La diputada anunció que votará por Larreta en la interna presidencial. Y Macri la acusa de “desdibujar su perfil”. La batalla en el PRO muestra la disgregación en Juntos por el Cambio.

NACIONALES03 de agosto de 2023Karukinka NoticiasKarukinka Noticias

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Aunque varios dirigentes lo sabían, la confirmación no dejó de ser una sorpresa. A las 9 de la mañana del miércoles, una carta en Twitter conmovió a la interna incandescente de Juntos por el Cambio. Los adjetivos amorosos no alcanzaban para esconder el fuego que consume a la coalición opositora desde hace tiempo.

“Formo parte del PRO desde su fundación, hace más de 20 años”.

“Somos amigos hace 27 años, trabajamos juntos y estuvo en los momentos más lindos de mi vida y también en los más difíciles”.

“Estoy convencida de que Argentina necesita un Presidente que trabaje y no pare de trabajar, preparado y con experiencia. Que crea en el cambio y que ese cambio sea para siempre”.

“Voto a Horacio porque estoy convencida de que hoy es lo mejor para Argentina”.

La carta es más extensa, pero en esas frases se resume el dato principal. María Eugenia Vidal anunció así que el 13 de agosto votará a Horacio. Solo el nombre. Sin explicitar el apellido porque en la familia del PRO todos se llaman siempre por el nombre. Mauricio, Horacio, María Eugenia, Gabriela, ¿Patricia?

Quince minutos después, el que publicaba su carta de respuesta era Horacio. Como corresponde en el laboratorio Larreta, todo estaba perfectamente calculado. También había amor en estas líneas. Aunque se habían distanciado, en las familias siempre hay espacio para la reconciliación. Por eso, no mostraron rencores.

“¡Muchas gracias Mariu! Te quiero mucho. Voy a honrar tu voto y el de cada argentino que me de su confianza”.

“Nos une una amistad de casi la mitad de nuestras vidas; son 27 años de acompañarnos espalda con espalda en cada desafío”.

“La misma convicción que nos llevó a fundar, con Mauricio y muchos más, el PRO como un espacio que nos permita ampliarnos para construir ese futuro”.

“Y me pone muy contento saber que lo vamos a hacer juntos”.

Hasta aquí, las cartas. El afecto, las frases bonitas, los proyectos futuros y el optimismo. Claro que, a partir de las 9.15, comenzó la erupción de la política para mostrar el exceso de confrontación interna que hace temblar los cimientos de Juntos por el Cambio.

Hubo tres reacciones importantes, pero ninguna fue de Patricia Bullrich, la adversaria de Rodríguez Larreta en la interna presidencial. La candidata prefirió mantenerse en su eje con actividades de campaña y dejar que hablaran los otros.

Sin dudas, la reacción más importante no se hizo esperar. Mauricio Macri aprovechó un viaje de campaña que estaba haciendo en Pergamino y en San Nicolás, para decir lo que tenía atragantado. Una de las cosas que más lo enervan al ex presidente es que Rodríguez Larreta repita que ellos fundaron el PRO con Vidal (“y muchos más”, como aclaró en la carta).

Macri se siente el único y absoluto fundador del partido que desafió al kirchnerismo y logró sacarlo del poder durante cuatro años. “Que armen un partido y nos ganen”, los provocó Cristina en una ocasión. El PRO fue ese partido y la victoria se consumó en 2015. Mauricio fue presidente, María Eugenia gobernadora de Buenos Aires y Horacio jefe de gobierno porteño. Era bingo.

Solo hay una razón para que Mauricio Macri no haya respaldado la candidatura presidencial de Rodríguez Larreta. Creyó que ese proyecto podía ser el fin de su carrera política. Por eso, respaldó a Patricia Bullrich, quien fue su ministra de Seguridad durante cuatro años, y a pesar de que no era nacida y criada en el PRO como Horacio y Mariu. Venía de la Juventud Peronista en los ‘70, del menemismo, del PJ porteño de Gustavo Beliz, de la Alianza hasta el 2001 y de una parábola política que aterrizó en el PRO.

En cada conversación privada con empresarios, y ante cada auditorio del poder, Macri expuso sus críticas hacia Rodríguez Larreta, a su temperamento, a su estilo político, y ensalzó las condiciones de Bullrich. Jugó claramente en contra de sus herederos del PRO para prolongar su influencia. Y apostó a dividir a su partido como también a sus aliados. Y vaya si lo consiguió.

En la UCR, su presidente Gerardo Morales, Martín Lousteau, Maximiliano Pullaro y Gustavo Posse apoyan la postulación de Rodríguez Larreta. Mientras Alfredo Cornejo, Ernesto Sanz y  Maximiliano Abad hicieron listas conjuntas con Bullrich y Macri.

Fue un trabajo laborioso e insistente. En las legislativas de 2021, Vidal y Diego Santilli encabezaron las listas triunfadoras en la provincia de Buenos Aires y en la Ciudad. Eran candidatos de Rodríguez Larreta. Macri comenzó entonces una tarea de convencimiento sobre María Eugenia. Logró finalmente que ella pusiera en marcha un proyecto presidencial que la enfrentaba, justamente, a Rodríguez Larreta. Su hermanito de la vida, el de los 27 años de amistad. Para Mauricio, era la jugada perfecta.

Halagada por Macri, Vidal se entusiasmó bastante, recorrió varias provincias del país, pero terminó desistiendo de la carrera por la presidencia. Las encuestas no la favorecían y prefirió quedarse al margen de una candidatura. Horacio le ofreció incluso la chance de pelear por la jefatura de gobierno de la Ciudad en nombre del PRO. Sin dudas, la hubiera preferido a Jorge Macri. No pudo ser.

Fue entonces que para Vidal surgió la posibilidad de apoyar la candidatura presidencial de Bullrich. Macri fue uno de los que intentó convencerla y Cristian Ritondo, el diputado del PRO de cepa peronista que intentaba convertirse en el candidato a gobernador bonaerense enfrentando a su amigo, Diego Santilli. Hubo quienes creyeron que María Eugenia estaba dispuesta a dar ese salto. Se equivocaron. Ella prefirió mostrarse neutral.

Sin el acompañamiento de Vidal, Ritondo valía menos para Bullrich y el candidato a gobernador de Patricia en la provincia terminó siendo Néstor Grindetti, intendente de Lanús, presidente de Independiente y gerente del grupo Macri en el pasado. Parecía que María Eugenia sería prescindente en la batalla por la candidatura presidencial entre Rodríguez Larreta y Bullrich.

Quienes apostaron a la neutralidad de Vidal también se equivocaron. Horacio nunca dejó de hablarle y mantuvo el diálogo con su amiga aún en los momentos más ásperos de la relación que enervaban al larretismo. Hay quienes aseguran que la elección de Santa Fe, en la que Maximiliano Pullaro (respaldado por Rodríguez Larreta) venció a Carolina Losada (la candidata a gobernadora de Mauricio y Patricia), se convirtió en un quiebre político que sacudió a algunos de la neutralidad.

El primero fue Rodrigo De Loredo, vencido en la elección para intendente de Córdoba Capital, quien se alineó con Rodríguez Larreta. Después fue Facundo Manes, quien apareció junto a Horacio el martes en un acto en Bahía Blanca. Y ahora es Vidal la que abandona la zona de confort y apuesta por su viejo amigo.

“Fue sin especulación; María Eugenia no está segura de que Horacio vaya a ganar pero quería quedarse con la conciencia tranquila de apoyar a la persona correcta”, explica uno de los dirigentes que la acompaña. El primero en decir que estaba decepcionado fue Ritondo. En San Nicolás y tomado de sorpresa, Macri tampoco reprimir la bronca por la decisión de Vidal.

“Dada la relación de tanto tiempo que tienen Larreta y Vidal no veo como sorpresa que se apoyen recíprocamente, pero también lo escuché a Ritondo que estaba desilusionado”, se lanzó el ex presidente para enseguida quejarse amargamente por la noticia.

“Lo mejor en la vida es hacer lo que se dice y, lamentablemente, siento que María Eugenia ha tomado varias decisiones sucesivas en las cuales ha desdibujado su perfil”, disparó sobre la figura de Vidal. La frase se convirtió en noticia fuerte de la tarde y el ex presidente se apuró a escribir un tuit bajándole el tono a su opinión. Pero ya estaba claro lo que pensaba y como quedaban definidos los respaldos para los candidatos enfrentados.

Rodríguez Larreta tiene un arco de apoyos más amplio que va desde Lilita Carrió al peronista Miguel Angel Pichetto, y del liberal José Luis Espert a la más progresista Margarita Stolbizer. En el equipo de campaña creen que De Loredo lo puede ayudar a recuperar los votos perdidos en Córdoba por su paso en falso con Juan Schiaretti; que Manes lo fortalece en el interior bonaerense y que Vidal termina de consolidar el voto amarillo del PRO.

En el bunker de Bullrich, en cambio, no se preocupan y creen que ninguna de las incorporaciones de Rodríguez Larreta le alcanzan para superarla en la batalla interna. Los colaboradores de Patricia diferencian entre los votos que pueden traer los dirigentes (“el aparato no suma demasiado”, explican) y los que la candidata puede conseguir en el contacto directo. “Nosotros sentimos en la calle que seguimos ganando la elección”, se entusiasman.

Quizás quien haya perdido más la chaveta por los apoyos para Rodríguez Larreta fue el jefe de campaña de Patricia Bullrich, el dirigente Juan Pablo Arenaza. Cincuenta minutos después del anuncio de Vidal, también tuvo un movimiento precoz de Twitter.

“La más bonaerense, la más porteña, la más neutral y al final de nuevo la empelada (quiso decir empleada) del mes. Sin comentarios”, escribió. Todos supieron que se refería a Vidal, a quien acusaba de haber cruzado políticamente la General Paz para ser candidata en la Ciudad tras haber sido gobernadora bonaerense. En el apuro por twittear, Arenaza no reparó en que el mismo trayecto ya lo había hecho Jorge Macri y que antes también lo había hecho Ritondo, ambos apoyados por Bullrich.

Todo es incertidumbre. Nadie sabe con certeza si terminará prevaleciendo la estructura que Rodríguez Larreta ha alineado detrás de su candidatura, o si serán las simpatías que Bullrich recoge en las calles y en las redes sociales las que terminen imponiéndose.

Lo que sí se puede afirmar a diez días de las PASO es que la batalla entre Horacio y Patricia es la disputa más apasionante de las primarias, y muy probablemente la que defina quien será el próximo presidente o presidenta de los argentinos.

El último antecedente de una interna presidencial con semejante nivel de suspenso fue la que enfrentó a Antonio Cafiero y a Carlos Menem en 1988, para definir quien sería el candidato del peronismo que heredaría a Raúl Alfonsín. Aquella vez se impuso el Menem impredecible al Cafiero calculador. A Patricia le gusta identificarse con la sorpresa que representó el riojano, pero parece difícil que Horacio cometa los mismos errores que precipitaron a la derrota de quien había sido ministro de Perón.

FMI, super inflación, pobreza extrema. Han pasado 35 años de aquella batalla peronista. Pero las tragedias de la Argentina en caída libre siguen siendo las mismas. O quizás no. Resulta que el tiempo las ha vuelto peores y mucho más difíciles de reparar.

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