Cerebro en modo vacaciones: cómo desconectarse del trabajo y lograr un reseteo mental efectivo.
Ante ritmos de vida tan estresantes, es difícil hacer una pausa, olvidar las obligaciones y relajarse por completo. Claves para lograr un auténtico descanso y renovar energías, según los expertos.
ACTUALIDAD01 de enero de 2024Karukinka NoticiasNuestro cerebro es una máquina imparable que trabaja las 24 horas del día, incluso cuando dormimos. Durante el sueño se repara del trabajo diurno, consolida la memoria, elimina tóxicos y sueña. Pero así como la función del cerebro humano posee una gran capacidad, también tiene límites.
“El cerebro nunca está de vacaciones”, afirmó en un artículo Hugo Sánchez Castillo, del Laboratorio de Neuropsicofarmacología y Estimación Temporal de la Facultad de Psicología, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), e indicó que este órgano sólo detiene su funcionamiento con la muerte, pero tiene una menor carga durante las vacaciones.
Sin embargo, no es tan fácil “parar la máquina” y ponerse en modo vacaciones. ¿Por qué cuesta tanto desconectarse del trabajo y dejarse llevar por el relax?
La doctora Alejandra Gómez, médica psicoanalista, psiquiatra, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), de la Asociación Psicoanalítica Internacional (IPA) y magister en Psiconeurofarmacología, respondió a Infobae: “La respuesta habría que buscarla en otra pregunta: ‘¿Por qué tan conectados?’ con las actividades de cada uno”.
“Sigmund Freud planteaba que la vida del adulto estaba apuntalada sobre los principios de trabajar y amar. El trabajo, no solo incluye la responsabilidad de cumplimiento sino que también hay que pensarlo como producción de creatividad y, por qué no, que redunde en placer. La creatividad (y el juego) es un punto importante para desplegar durante todo el año y no solamente durante el periodo vacacional”, manifestó Gómez.
Por su parte, la doctora Ingrid Brunke (MN 73720) médica del Instituto de Neurociencias del Hospital Alemán, psiquiatra y legista, miembro y expresidente del capítulo de Psiquiatría de enlace y psicosomática de la Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA), expresó a Infobae que día a día las personas enfrentan situaciones diversas estresantes, a nivel laboral, social y familiar.
“El estrés cotidiano provoca un bombardeo permanente a nivel cerebral, que puede culminar en alteraciones de los neurotransmisores, y llevar, si no tenemos las herramientas para enfrentarlo, a desencadenar enfermedades metabólicas y/o cardiológicas, además de síntomas ansiosos o depresivos, a nivel psíquico”, detalló.
Y agregó: “Esa vorágine es muy difícil de desacelerar de un día para el otro, cuando entramos en modo vacacional. Seguimos pensando en tareas inconclusas, repasando cosas que no dijimos o hicimos. Por eso, los primeros días de vacaciones, la gente suele decir que ‘sigue enchufada’”.
¿Qué es el estrés vacacional?
La doctora Gómez explicó que desde 2004 se llama estrés vacacional a “la imposibilidad de olvidarse de las obligaciones laborales y la ansiedad que esto genera. Esto se relaciona con la sobreadaptación y también va de la mano de las personalidades adictas al trabajo (workaholics), que sufren de estrés por tener que descansar”.
En el mecanismo de defensa de la sobreadaptación la persona da prioridad a la satisfacción de los requerimientos externos, en búsqueda de la aceptación de los otros, en detrimento del contacto con sus propias motivaciones u deseos, señaló la experta. “Este mecanismo de defensa que puede brindar muchos éxitos sociales, ya que es promovido por la misma sociedad capitalista, puede redundar en agotamiento, estrés y enfermedades corporales”, agregó.
A su vez, la doctora Brunke describió que el estado previo de alto nivel de estrés puede provocar una llegada a las vacaciones con ansiedad, cansancio, o con diversos síntomas físicos, tales como contracturas o alteraciones del sueño, y con baja motivación para realizar otras actividades.
“El cerebro ‘quiere’, pero el cuerpo ‘no puede’. Por el contrario, algunas personas trasladan ese alto monto de ansiedad laboral, por ejemplo, a las vacaciones: se proponen mil actividades, con grandes esquemas de horarios, transformando el período de descanso en otra nueva carga laboral, con el costo psíquico, físico y emocional que conlleva”, describió.
La doctora Brunke concluyó: “Lo ideal es encontrar el equilibrio entre la planificación y el dejar que el día a día nos sorprenda durante el descanso”.
En coincidencia, Gómez recomendó que para poder “desconectar“ en las vacaciones “hay que hacer consciente la posibilidad de ‘ir desconectando’ y ‘conectando’ durante el año”.
Y destacó que es importante no caer en la idealización de la distensión, de modo que alguien que trabaje sin parar durante el año, luego en vacaciones realice todas las actividades deportivas, recreativas o artesanales, que no está acostumbrado, del mismo modo. “Por ejemplo: camina, nada, juega al tenis, anda en bici, se levanta temprano, hace compras, junta leña, por nombrar solo algunas. Es decir, le imprime al tiempo de descanso la misma rutina ‘hiperactiva’ que tiene durante el año”, profundizó.
Además, resaltó Gómez, que los requerimientos sociales actuales, la hiperconectividad y el multitasking no ayudan, “son estresores a disminuir al mínimo, acotar y suprimir durante el periodo vacacional”.
Por lo tanto, seguir pendientes del trabajo, a través del teléfono o la notebook en la playa no permitirían un descanso verdadero. “Yo desaconsejaría continuar con la hiperconexión. Acotarla a lo mínimo indispensable o al intercambio familiar solamente”, destacó la psicoanalista.
Y concluyó: “Lo importante es poder tolerar estar ‘sin conexión’. El filósofo y ensayista surcoreano Byung-Chul Han propone en su libro ‘Vida contemplativa’, abandonar la vida hiperactiva en vías de mirar hacia adentro y recuperar nuestra riqueza interior. Un llamado a la ‘capacidad de no hacer nada’”.
¿Qué ocurre con nuestro cerebro en vacaciones?
Es indudable que las licencias brindan beneficios a la salud física y mental, pero ¿qué dice la neurociencia sobre sus efectos?
La doctora Brunke explicó que se producen una serie de sustancias en respuesta al descanso: “A medida que nos relajamos en vacaciones, se modifican los niveles de aquellas hormonas y neurotransmisores que se alteran cuando estamos expuestos a un estrés crónico (serotonina, noradrenalina, dopamina, melatonina y cortisol)”.
Esto permite que nuestro cerebro, de algún modo, se resetee, y podamos además reconstruir nuestro sistema inmune, destacó la médica del Hospital Alemán: “Si a esto agregamos un mejor descanso y una alimentación variada, armónica y saludable, vamos a poder reducir niveles de glucemia, colesterol, y mejorar todo aquello que lleve a alteraciones metabólicas: diabetes y enfermedad cardiovascular”.
Sánchez Castillo explicaba en su artículo: “Cuando viene el periodo vacacional, los que pueden, nos desconectamos de muchas de estas actividades microestresoras, acciones de la vida cotidiana que provocan tensión: no tengo que llevar a mis hijos a la escuela, me relajo, con ello viene una baja del cortisol, cambios en los sistemas de dopamina, de adrenalina, y quizá se liberan opioides endógenos”.
Y añadió: “El cerebro ‘desestresado’ se muestra en el cuerpo”. “La disminución en los niveles de estrés puede producir efectos benéficos: una mejora en el ciclo sueño-vigilia se refleja inmediatamente en las funciones cognitivas y en la sensación de bienestar”, detalló.
Sánchez Castillo estimó que “las vacaciones son fundamentales para la recuperación funcional y si se viven con tranquilidad ayudan a consolidar la memoria, recuperar los sistemas musculares, liberar sistemas cognitivos, reducir la ansiedad, incluso incidir en la eficiencia laboral. Los trabajadores que tienen descanso rinden más”.
Consejos para las vacaciones
Lo ideal es descansar en profundidad los primeros días, dijo Brunke: “Sin despertador, sin horarios. Dejar que el cerebro, la mente y el cuerpo se reencuentren y reacomoden. Los días siguientes, organizar actividades, pero dejando espacios de descanso, también sin horarios. Tener en cuenta todo tipo de actividades que estimulen el cuerpo o la mente: juegos grupales, lectura, actividad física o deportiva”.
Por su lado, Gómez recomendó también ir de poco, “bajar la exigencia, estar atentos a lo nos produce placer: música, caminatas, paisajes, cocina casera o elaborada, lectura, actividad artística. También, en vías con la conexión interior, se recomienda todo el espectro de la meditación (atención plena, silencio, respiración apostando a la relajación)”.
También destacó la importancia de aumentar y mejorar las horas de sueño y descanso: “Para favorecer el sueño se recomienda hacer actividad física por la mañana; no tomar alcohol ni comidas copiosas por la noche; evitar el café y el té después de las 17/18 h. No usar pantallas (celular, compu, jueguitos etc. ) antes de dormir. Decirle sí a la música, el relax, los libros y dar espacio al sexo y a las ‘pasiones calmas’”.
Y sumó: “El mejor descanso es elegir la modalidad y lugar que a cada sujeto le venga mejor y le dé placer, con objetivos e ideales bajos y posibles. Evitar vacaciones con presión monetaria, con viajes interminables o poco confortables que el sujeto no esté en condiciones de tolerar”.
La experta destacó que para algunas personas planificar las vacaciones les da más seguridad; para otros, en cambio, es mejor disfrutar de la aventura: “Lo importante es que cada persona, junto a su grupo familiar o acompañantes haga las vacaciones ‘a medida’. Y también es recomendable hacer pequeñas renuncias y acuerdos para facilitar la convivencia para evitar tensiones entre amigos o familiares”.
La doctora Brunke brindó los siguientes consejos:
- Desconectarse de las redes. Utilizarlas con horarios determinados y breves.
- Evitar los excesos, tanto de determinados alimentos hipercalóricos como del alcohol.
- Buscar actividades placenteras. No hacer cosas por obligación.
- Aprovechar para aprender ejercicios de respiración y atención plena, que puedan utilizarse el resto del año.
- Detenerse a pensar en algún proyecto o pasatiempo para realizar el resto del año, fuera de la jornada laboral o de las actividades familiares.
- Practicar la higiene del sueño: dormir con la luz apagada, sin estímulos electrónicos (televisión, tablet, celular). No usar la cama para comer o ver la televisión. “Si a pesar de ello no se logra conciliar o mantener el sueño, realizar la consulta con un profesional al regreso de las vacaciones”.
Finalmente, ¿mar o montaña, qué es mejor para descansar?
La doctora Gómez explicó que en un estudio publicado en PubMed, en 2021 se habla sobre la incidencia de los espacios azules y verdes como agentes desestresores y que mejoran la salud.
“Hay un interés creciente en las formas en que los entornos naturales influyen en el desarrollo y la progresión de las condiciones de salud a largo plazo. La vegetación y los cuerpos de agua, también conocidos como espacios verdes y azules, tienen el potencial de afectar la salud y el comportamiento al proporcionar lugares estéticos para la relajación, la socialización y la actividad física”, describió la doctora.
Y continuó: “Los investigadores concluyeron que en términos de intercambio, sería más favorable a la salud la conexión con espacios verdes por su efecto antiestrés, que los espacios azules como el mar, lagos ríos etc. Quizás sea un dato para elegir el lugar para vacacionar, pero ¡no el único!”, expresó.
En resumen, dijo Gómez: “Cada sujeto podrá elegir su espacio y modalidad para vacacionar según su deseo y según sus preferencias”. Y la consigna, entonces, será: desconectar.