Los habitantes de Shanghai se rebelan al confinamiento por COVID-19: videos muestran saqueos en busca de alimentos tras 22 días de encierro.

Las impactante imágenes revelan la desesperación por conseguir insumos en medio de las restricciones draconianas impuestas por el régimen chino.

INTERNACIONALES 11 de abril de 2022 Karukinka Noticias Karukinka Noticias

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Estallaron los saqueos y las protestas en Shanghai, ya que las restricciones draconianas del régimen comunista chino para erradicar los casos de coronavirus dejaron a los residentes sin comida ni productos básicos de higiene, mientras los casos siguen aumentando.

Es que la mayor ciudad y centro financiero de China lleva 22 días cerrada, a pesar de las advertencias de los funcionarios de salud pública del mundo de que la variante Ómicron del COVID-19 es tan infecciosa que no puede ser eliminada con confinamientos.

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Los habitantes de Shanghai sólo pueden salir de sus casas una vez al día para recoger alimentos y los niños chinos infectados han sido separados de sus padres en un intento desesperado por evitar la propagación del virus.

Las 26 millones de personas que se encuentran bajo confinamiento están desesperadas por la escasez de alimentos debido a la falta de mensajeros para llevar a cabo las entregas y crece la incertidumbre sobre cuándo podrían terminar los bloqueos. En este contexto de desesperación, los residentes saquearon los puntos de suministro de alimentos de emergencia, según los videos compartidos en el sitio chino Weibo, que fueron rápidamente censurados por el régimen chino a los pocos minutos de difundidos.

Las imágenes muestran a multitudes asaltando tiendas en busca de paquetes de comida que no habían sido entregados.

Shanghai lleva más de tres semanas en el bloqueo más duro del mundo desde el inicio de la pandemia.

El abogado estadounidense Jared T. Nelson, que vive en la ciudad, tuiteó que sólo dos personas de cada edificio de apartamentos pueden salir cada día a recoger los paquetes de alimentos. Los voluntarios deben llevar trajes blancos de protección completa y tienen dos horas para terminar el trabajo.

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Otros videos publicados por los habitantes de la zona muestran a multitudes que intentan romper las barreras colocadas por las autoridades para impedir que los ciudadanos se alejen de sus hogares.

El corresponsal del Australian Financial Review en el norte de Asia, Michael Smith, informó que la situación en Shanghai es aterradora. “Millones de personas luchan por alimentarse, los ancianos no pueden acceder a los medicamentos, hay vídeos de disturbios que circulan por las redes sociales. Muchos hogares dependen de las inadecuadas entregas de alimentos del gobierno”, detalló.

La estrategia china de cero contra el virus está sometida a una presión extrema a medida que el virus se extiende por todo el país, con otro brote en el noreste. Hasta el mes de marzo, China había conseguido mantener el número de casos diarios en dos o tres dígitos, con duros cierres localizados, pruebas masivas y restricciones de viaje. Pero la última semana, el número de infecciones diarias alcanzó tasas no vistas desde mediados de febrero de 2020.

Las medidas draconianas chinas traen graves consecuencias para los confinados. Los residentes de zonas cerradas se han quejado de la falta de alimentos y de que el acceso a los hospitales es complicado. Además, con las fronteras prácticamente cerradas y con los billetes de aviones que alcanzan precios exorbitantes, muchas familias llevan más de dos años sin verse.

Si bien China fue la única de las grandes economías que tuvo un crecimiento en 2020, algunos sectores como el transporte, el turismo o la hotelería y la restauración todavía no vuelven al nivel que tenían antes de la crisis. En el plano local, las medidas de confinamiento generaron cierres de fábricas y perturbaron las cadenas de suministro.

Las pocas voces que se animan a criticar esta política del régimen son acusadas de colusión con el extranjero.

En julio pasado, el prestigioso virólogo Zhang Wenhong sugirió que hay que “aprender a vivir con el virus” y justo después fue objeto de una investigación de su propia universidad. Y a fines de diciembre pasado se conoció el video del “desfile de la humillación” a cuatro personas sospechosas de violar una regla contra el COVID.

En las imágenes se observa a policías que obligan a desfilar por las calles de la ciudad de Jingxi, al sur de China, a cuatro personas con mascarilla y con trajes de protección, de los que colgaban sus fotografías y nombres. Cada sospechoso está sujetado por dos agentes policiales con escudos, mascarillas y trajes de protección, rodeados por un círculo de agentes antidisturbios, algunos de ellos armados.

Los cuatro estaban acusados de transportar migrantes ilegales a pesar de que China tiene las fronteras prácticamente cerradas por la pandemia.

Estados Unidos advirtió este sábado sobre las “arbitrarias” medidas anticovid en China e informó que dejará que parte de su personal abandone el consulado en Shanghái ante el brote que tiene bajo confinamiento a la urbe.

El Departamento de Estado va a permitir la partida de su consulado en Shanghái de su personal no esencial “debido a un brote de los casos de covid-19 y al impacto de las restricciones”, señaló en un comunicado un portavoz de la embajada. El comunicado advierte a sus ciudadanos que reconsideren viajar a China “debido a la aplicación de leyes locales arbitrarias y restricciones relacionadas con el covid-19″, agregando que la embajada en Pekín expresó su preocupación por las medidas al gobierno chino.

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